18 de abril de 2011

Estéril necesaria

De paso por el querido Perú, todo el mundo habla y me habla de las próximas elecciones presidenciales, que concluirán con Ollanta Humala o Keiko Fujimori en el poder. Casi sin excepción, cada peruano con quien converso se lo plantea como una disyuntiva entre una opción muy mala y una opción terrible. Lo único que varía es el orden de los factores: unos temen más el regreso de la corrupción fujimorista, otros la implantación de un populismo militarizado. Desde luego, ambos candidatos pueden presumir de un pasado lamentable. Humala participó en un intento de golpe de Estado junto con su hermano, Fujimori es la hija de un ex presidente condenado por crímenes contra la humanidad. Más allá de discutir cuál de los dos candidatos sería menos dañino para el país, cabría preguntarse hasta cuándo la democracia latinoamericana seguirá dependiendo de líderes militares y oligarquías familiares. Mientras tanto, al otro lado del charco, el juez Garzón es juzgado antes que los propios crímenes y sobornos que investigaba. La palabra democracia nunca ha sido tan estéril, tan necesaria.