7 de enero de 2011

Cincuenta porqués

Nos preguntaron a cincuenta escritores por qué escribimos. Pregunta de la que cada cual se defendió a su manera. Algunos se lo tomaron a pecho, otros a broma, otros a ensayo. Mi respuesta fue: «Escribo porque de niño sentí que la escritura era una forma de curiosidad e ignorancia. Escribo porque la infancia es una actitud. Escribo porque no sé, y no sé por qué escribo. Escribo porque sólo así puedo pensar. Escribo porque la felicidad también es un lenguaje. Escribo porque el dolor agradece que lo nombren. Escribo porque la muerte es un argumento difícil de entender. Escribo porque me da miedo morirme sin escribir. Escribo porque quisiera ser quienes no seré, vivir lo que no vivo, recordar lo que no vi. Escribo porque, sin ficción, el tiempo nos oprime. Escribo porque la ficción multiplica la vida. Escribo porque las palabras fabrican tiempo, y tiempo nos queda poco». Gracias por compartir el tuyo leyendo.