14 de octubre de 2010

La cita y el canto

Releyendo Inglaterra, hermosa primera novela de Leopoldo Brizuela, que acaba de publicar la monumental Lisboa, encuentro una idea que no me sorprendería si no fuese de Saramago: «Todo discurso, escrito o hablado, es intertextual y (…) nada existe que no lo sea». No está el portugués reputado precisamente como posmoderno y, sin embargo, esta noción hipertextual de la palabra lo acercaría más a Borges que a la omnisciencia que parece dominar sus libros. Pero si todo es en verdad intertextual, explicitarlo demasiado sería una redundancia. Como empeñarse en darle relieve a una superficie que ya era rugosa. Quizás escribir consista en elegir las palabras por su equipaje. En trabajar con su carga, sus ecos. Esa sería la diferencia entre el canto y la cita. Entre unirse al coro y coleccionar partituras.